domingo, 3 de noviembre de 2013

The lords of Salem: el parvo terror de Rob Zombie

No juzguen antes de conocer, no esperen demasiado de algo que promete mucho y sobre todo no entren a una sala de cine con ideas preconcebidas porque además de no servir para nada las decepciones pueden ser de miedo y más si se trata de un género tan complicado como el de terror. No lo hagan, ahórrense las molestias, vean la película y luego alegrense o lamentense, pero denle una oportunidad a la ignorancia.


The lords of Salem cuenta con el mejor escenario, el pueblo maldito de Massachusets y una leyenda que deshacer con no pocos registros. Rob Zombie utiliza el juego del retorno al pasado con manifestaciones en el presente, con préstamos argumentales de largometrajes como La semilla del diablo con una mujer como protagonista que representa la descendencia de la perversión gestando al profeta del diablo.


Heidi, locutora de radio, recibe en la emisora un disco de un nuevo grupo. El sonido del álbum le provoca una especie de delirio que le conduce a revivir un flashback a los violentos episodios de brujería acontecidos en Salem. Entre la locura y un plan de venganza por parte de las brujas del pasado, la protagonista luchará entre las pesadillas, su vida cotidiana y el regreso al futuro de una historia inherente del presente.



El resultado es una película bastante descompensada por diferentes razones. La primera y más importante para con su género es que no da miedo y esto ya es bastante grave; y no será por no contar con elementos fundamentales para recrear terror. Un pasillo eterno, un apartamento "desocupado", oscuridad, música satánica, ambientes góticos y el pueblo de Salem -del que por cierto se ofrecen escasas imágenes-, sin embargo y a pesar de todo, de poco sirven.



Otro de sus puntos más irregulares son sus personajes. Por un lado tenemos a las brujas perfectamente disfrazadas de humanas -con una interpretación notable- y por otro a la protagonista y su círculo social de los que se nos ofrece muy poca información. Heidi -Sheri Moon Zombie- más que actuar parece dormida y ahora si, espero que con ello no haya querido hacer honor a su apellido de casada. En cuanto a los personajes vinculados a la emisora de radio se quedan en eso, en meros acompañantes freaks y un escritor que incita interés pero al que el guión no ofrece demasiado protagonismo, algo que no hubiera importado demasiado si la star se hubiese lucido un poco más.



En cuanto a los escenarios, como apuntaba anteriormente, echamos de menos referencias históricas al Salem del presente. Lo único que vemos son calles vecinales desiertas, parques de paso en el mismo estado cuando Heidi pasea al perro y el callejón de la emisora; tenemos tan poca información que Zombie podría haber rodado el film en cualquier otra localización y no enterarnos de ello. Las postales resultan confusas, los saltos entre ellas demasiado bruscos, tanto que por momentos cuesta reubicarse, sobre todo en las secuencias en las que pasado y presente interactúan.



A pesar de los errores no estamos ante una película al uso y eso siempre resulta interesante si se capta la fórmula que se lleva a cabo. En este caso el oficio del  Rob heavy es el que añade cierto frescor al proyecto. La estética del videoclip -muy presente sobre todo en los últimos minutos- con imágenes macabras como crítica a la idiosincracia de la iglesia con sacerdotes mecanizados masturbándose, incitando a la felatio poseídos por la maldición de las brujas y la música como telón de fondo.



Utiye programó una película muy apropiada para la víspera de Halloween pero ni la historia, ni su banda sonora ni tan siquiera una sala de cine fueron capaces de que todo el batiburrillo que pretendía resultar terrorífico cumplieran con las expectativas.




 

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