martes, 1 de abril de 2014

La piedra de la paciencia

Titulo: Siyngue Sabour
Año: 2012
Duración: 98 minutos
País: Afganistan
Director: Atiq Rahimi
Guión: Jean Claude Carrière, Atiq Rahimi
Reparto: Golshifteh Farahani, Hamid Djavadan, Massi Mrovat, Hassina Burgan Género: Drama
Valoración: *****





Si mala hierba nunca muere bien puede venir una piedra para aplastarla. Algo así te puede pasar por la mente en el transcurrir de la historia de dos personajes sin nombre, la mujer y el hombre escritos y dirigidos por Rahimi en este relato fílmico. Pero lejos de toda violencia física, la piedra -paradojicamente- encarna la filosofía que lleva a la protagonista a emprender una declaración de intenciones con su marido, en coma trás una reyerta; un monólogo que descubre la convivencia de una afgana con una sociedad machista, en guerra y corrompida por unos ideales deplorables.




La Piedra de la Paciencia es una denuncia a la sociedad integrista que rodea a la mujer en Afganistan y la respuesta sincera de esta a través de una sexualidad atrapada. La mujer desgrana su vida sometida al régimen patriarcal, su fustigamiento desde que era una niña y su compromiso con el que fue su amo y señor. La vida bajo el burka, la frontera entre la feminidad y el estupor, la realidad y la imposición, el sexo y la servicialidad; el verdadero sentido de la vida de una joven que confiesa sus sentimientos, que ejerce su derecho a mostrarse crítica con los que la obligan a ocultar su rostro.




Con escasos escenarios que se resumen a la guarida del lobo herido, un Kabul debastado por la guerra del que  a duras penas vemos dos calles y el refugio de la mujer adelantada a su tiempo en un país de retrogrados -la tia de la protagonista que cuida de sus hijos mientras ella acude a atender a su marido-; con pocos medios productivos y una dirección traducida a planos que acompasan el diálogo, en ocasiones tan claustrofóbicos como la propia historia, La piedra de la paciencia no puede presumir de una realización notable; su dramatismo destaca en los primeros planos de Farahani y deja el resto en pequeños vacios visuales. 




En lo que respecta a la fotografía parece más casual que buscada la mayoría del tiempo, los días son eternos y las noches fugaces o inexistentes. Un film más de tablas que de moviola en el que el peso del argumento y la actualidad del tema que explora nos conmueve y hace que sigamos atentos sin que parezca interminable. Una dosis de heroismo femenino y una bofetada al sistema totalitarista de Afganistán con un final sorprendente.



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